del americano se oye el llanto.
Baile de tacón despuntando
la charanga al ritmo tañendo.
Sigue la impronta del subyugante
para luego salir por el levante
con hombres tan temerarios,
hazañosos jinetes varios.
Matriarca ubérrima en leyendas,
oriundas de sueños del pueblo,
luchando, haciendose riendas.
Y así el canto canoro del cenzontle
como efigie de libertad contra el diablo,
corregirá el pensamiento herrante.
Gonzalo Gisholt Tayabas