no me otorgan el fantástico don de la palabra.
Yo, al no estar entre sus preferidos,
heme de fabrica un propio e infructuoso Helicón,
esporádicamente bañado de belleza,
efímera, de esa que nace de la palabra.
Por eso apostrofo a mi hado,
Las musas al no estar de mi lado,
me hacen decir nada más que barbaria,
y me quedo callado.
Gonzalo Gisholt Tayabas
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