Datos personales

Mi foto
Contacto: poesiaapoesia@gmail.com

viernes, 26 de septiembre de 2014

Una pregunta no formulada.

A mi amiga Alba, que ha compartido una parte de mi sensibilidad.

Una pregunta no formulada socava mis pasos.
Desde la inane madrugada
desbarro una intangible
lógica que me permita asirla.
Huye, se crispa entre mis dedos,
la suelto atemorizado,
me consume su carrera.
La pregunta gotea su inexorable veneno,
erosiona con su río inasible
un lecho deleznable de creencias.
La  duda prohija la sagrada saeta,
consumidora de dicha.
Trepida mi suelo,
se estría en infinitos matices.
La pregunta eclosiona
y en lugar de un monstruo ciclópeo
encuentro la superficie tersa
de un espejo.

domingo, 21 de septiembre de 2014

A un sino extraviado.

Yo no sé si te hacen falta
las palabras que desgrano,
ni sé si con esto gano
aquel amor que resalta.

Yo no sé si en el severo
mundo de vigilia o sueño
existirá un claro Dueño
que retase el clavijero.

¿Y qué si el corazón yerto
tensa sus ajadas cuerdas
y de su pincel las cerdas
desgasta hasta quedar muerto?

¿qué si rebusca impetrando
en cada cosa un abrigo,
un fuego, un brazo, un amigo,
y todo resiste negando?

No es talento ni querer
lo que preciso en mi sino,
mas sigue vacuo el camino.
Y no sé, no sé, qué hacer.

jueves, 18 de septiembre de 2014

Sin título

A veces me dan ganas de escribir algo profundo, pero suelo recordar que no hay nada que no haya sido dicho ya y que cualquier adoctrinamiento moral y metafísico es superfluo y no soy nadie para reconvenir las trivialidades del hombre. Me considero moralista desvaído y ceniciento, propenso a la melancolía, partidario de la exánime tradición de la verdad y militante del amor incondicional.No soy epígono de nadie ni tengo discípulos. Aunque misántropo y contradictorio, pienso que es tiempo de que nuestra estirpe se vuelque sobre el mundo. Hay que escanciar nuestra alma en la de los demás hombres. Borges habla de "la inmarcesible rosa que no canto [..] la de cualquier jardín y cualquier tarde". Así yo hablo del hombre, no del adámico hombre del paraíso o del inexpugnable hombre platónico; no del etéreo hombre abstracto habitante de la eternidad, sino del hombre que entretiene su tiempo en diversiones vanas y prodiga sus energías en empresas caducas. No quiero salutaciones optimistas ni razas cósmicas, quiero al hombre del instante, efímero y ominoso. Pero este hombre siempre está lejos. ¿Cómo llegar a él? Las palabras han erosionado un abismo entre él y yo; entre ella y yo; entre yo y yo mismo. Al final, cada uno seguirá su vida, ajeno a las angustias del otro.