Datos personales

Mi foto
Contacto: poesiaapoesia@gmail.com

sábado, 4 de enero de 2020

¿Para qué sirve la filosofía?

Todo filósofo en algún momento de su existencia ha de toparse con la pregunta "¿Para qué sirve la filosofía?" La pregunta, como muchas otras, es de por sí una pregunta filosófica y, como muchas otras -otra vez- preguntas filosóficas, tiene truco. La respuesta tendrá que darla el filósofo, claro está, y nada tiene de raro, pero debe cambiar según qué arquero lance la flecha. Consideraré aquí tres posiciones.

1. Una persona de alguna cultura y consciente del valor de la reflexión pregunta al filósofo "¿Para qué sirve la filosofía?".
En tal caso, la persona podría no querer más que cimentar alguna creencia ya asumida. Tal vez la persona crea que la filosofía tiene algún valor, y, como persona culta que es, necesita una respuesta para fundamentar su creencia. O tal vez simplemente quiere ver si el filósofo es tan inteligente como dice y puede justificar su propia labor. Sea cual fuere el caso, un razonamiento sencillo y eficaz se ofrece como respuesta.
Si uno pregunta "¿Para qué sirve la filosofía?", ¿no estaría ya haciendo filosofía? Porque el cuestionarse sobre las cosas es hacer filosofía, ¿qué no? Además si se pretendiera dar una respuesta, ésta tendría que provenir de la reflexión, es decir, ¡más filosofía! Y si quisiéramos evaluar la cabalidad o mediocridad de la respuesta... ¿adivinan? Ya saben el resto. El punto central es que quien quisiera negar la utilidad absoluta de la filosofía tendría que negar a priori la posibilidad misma de que la pregunta fuera inteligible y de que pudiera darse, a su vez, una respuesta coherente a ella.

2. Una persona de pocas letras pregunta "¿Para qué sirve la filosofía?", como quien pregunta "¿Para qué sirve este botón?" cuando ve una máquina desconocida.
En tal caso, el razonamiento abstracto haría poca mella en el afable campo inculto de su entendimiento (lo cual no significa necesariamente que la persona sea tonta; el mero hecho de preguntar es ya un signo de inteligencia agazapada). La respuesta, pues, debe correr pareja con lo tangible, es decir, con los ejemplos. Digamos que la filosofía permite cambiar la manera de pensar de las personas; nos permite ver los asuntos cotidianos con otra lupa, y con ello, la manera en que nos comportamos con otras personas y con nuestro entorno, en fin, nos permite modificar la desde nuestra propia conducta, hasta la sociedad, el gobierno, etc. Por ejemplo, gracias al pensamiento filosófico fueron posibles las Revoluciones, como la francesa o la mexicana. Otro ejemplo de distinto tenor sería el caso de las computadoras; éstas funcionan con lógica (el sistema binario con el que trabajan las computadores es un obsequio de la filosofía al mundo), y la lógica es una rama de la filosofía...

3. En último lugar, tenemos el filósofo que se pregunta a sí mismo "¿Para qué sirve la filosofía?"
Esta pregunta suele estar aparejada a algún tipo de crisis existencial. El filósofo busca un asidero conceptual que lo redima para siempre. La interrogante, generalmente, surge de entrever la falta de justificación de la propia vocación y, con ella, la falta de sentido de la vida toda. El filósofo puede hallar sosiego en alguna de las dos respuestas anteriores. O bien la filosofía se justifica a sí misma mediante una especie de boomerang conceptual: el lanzar la pregunta es obtener la respuesta; o bien, las empresas sociales empapadas de filosofía, en que se disuelve el individuo, dan valor a la idea, concretizándola.
Pero quien sienta profundamente la pregunta no dará por buenas estas alternativas. Y esto es porque la pregunta misma es deficiente.
Un análisis más profundo nos llevaría a desenterrar el siguiente razonamiento:
     1) Valor es igual a utilidad.
     2) Si la filosofía ha de ser valiosa, sólo podrá serlo en virtud  de su utilidad.
     3) La filosofía es útil por X o por Y, por tanto, es valiosa.
Si cimbramos la roca angular de esta idea, caerá el edificio completo. ¿Son realmente equivalentes el valor y la utilidad? Parece que todo lo útil es valioso, pero la inversa no tiene por qué ser verdad, al menos no es obvio que lo sea. Entrar en la discusión sería zambullirse de lleno en arenas movedizas, pero me basta evidenciar el prejuicio (1). La pregunta por la utilidad de la filosofía es un cuestionamiento sobre su valor. "¿Para qué sirve la filosofía?" es como decir "¿por qué debería aprender filosofía?", "¿por qué debería hacerse filosofía?", "¿por qué hay gente en las universidades a las que les pagan por hacerla?", en fin, "¿para qué nos sirven todas esas cosas?". Si ya hemos agujereado la premisa sobre la que se sostienen esas dudas, y un pequeño agujero es más que suficiente, podemos dar la respuesta más sincera posible: la filosofía no sirve para nada, pero ¿qué haríamos sin ella?

No hay comentarios: