No necesito que un filósofo me diga que la esperanza es una forma de temor y de ignorancia. El hombre no vive sabiendo.No necesito sistemas que me condenen a la soledad y se alcen con soberbio semblante sobre el común de la gente, como si la fútil concatenación e invención de conceptos fuera una forma de felicidad. No necesito comprometerme a la imaginación de las causas primitivas y finales. Porque todo tener razón es una forma de subrepticia violencia. No necesito pensar que el universo y la historia (que acaso sean la misma cosa) obedecen reglas, o que la realidad es un golem informe con la palabra
verdad en la frente, o, en fin, que es un infinito laberinto sin centro y sin salida.
No preciso significar la sabiduría para ser sabio.
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